viernes, junio 07, 2013

CARTA DE VIAJE (FRAGMENTO) por ELVIRA HERNANDEZ



Ni por mar ni por tierra, encontrarás
el camino que lleva hacia los
eternos hielos
PINDARO



Diez millones de inviernos se están cuajando en las alturas.
Un péndulo preciso se balancea y balancea
como alud de lágrimas sobre un ojo nublado. ¡Nunca
nos encontraremos! Nuestro último horizonte se ha
cerrado por mal tiempo. Nuestro último horizonte.
¿Horizón caille?

No podré decir jamás si llueve. Un impermeable, un
cortavientos, un sobretodo y las lunas protectoras de
unos anteojos, me cobijan del mundo mientras
camino por las irreales playas de Thule.

No es la montaña la que se interna en el mar, son
 promontorios vivos que ha botado la ola. ¡Jonás!
¡Jonás! Los naufragios comienzan tierra adentro.
Sobre la piedrecilla se derrama contaminante el
tánatos cetáceo. El cementerio marino. La gran
arquitectura de hueso y desazón donde me encuentro
varada.

No se ve un alma. Abiertos los ojos como alguna vez
abrí ventanas y sólo divisé el deseo de ver. ¿Paseabas
ya tu sombra por el espejo de Arlanda, esos hangares,
el manto amargo de escollos?

Yo me detuve en lugares oscuros, caminé por
avenidas acuosas, mal iluminadas, entre vespasianas
donde pernoctaba una gota de recuerdo y en sus
muros vi escrita la profecía de Onán. A distancia se
agitaban las banderas ojerosas de los apátridas que me
recibían. Y, en mi espejo de bolsillo noté que iba
quedando en blanco.

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