miércoles, noviembre 09, 2011

ESPANTAPAJAROS 7 por OLIVERIO GIRONDO



¡Todo era amor... amor! No había nada más que
amor. En todas partes se encontraba amor. No se
podía hablar más que de amor.
Amor pasado por agua, a la vainilla, amor al
portador, amor a plazos. Amor analizable, analizado.
Amor ultramarino. Amor ecuestre.
Amor de cartón piedra, amor con leche... lleno de
prevenciones, de preventivos; lleno de cortocircuitos,
de cortapisas.
Amor con una gran M, con una M mayúscula,
chorreado de merengue, cubierto de flores blancas...
Amor espermatozoico, esperantista. Amor
desinteresado, amor untuoso...
Amor con sus accesorios, con sus repuestos; con
sus faltas de puntualidad, de ortografía; con sus
interrupciones cardíacas y telefónicas.
Amor que incendia el corazón de los
orangutanes, de los bombreos. Amor que exalta el
canto de las ranas bajo las ramas, que arranca los
botones de los botines, que se alimenta de encelo y de
ensalada.
Amor impostergable y amor impuesto. Amor
incandescente y amor incauto. Amor indeformable.
Amor desnudo. Amor-amor que es, simplemente, amor.
Amor y amor... ¡y nada más que amor!

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