martes, septiembre 06, 2011

LA NAVAJA DE OKHAM por ANGELICA MURILLO



Munich, 1349

Dicen que Okham tenía una navaja
como ninguna.
Aún en una torre
sus cortes invisibles
su lengua bífida
de reptil venerable.
El agua que no corre es hidro
geno a secas
corta las venas como hidra
sin sutura.
Al principio dios
tenía un peluquero.
Pero un día –cómo lo digo–
le hizo un corte –digamos– muy poco varonil
y el peluquero fue a dar con sus mechas al infierno
sin tijeras
ni cuchillas p’afeitar.
Para el XII
ya le había crecido demasiado la barba.
–Dudo
que ese dato sea objetivo
dado el clima en esos lares.
El caso
es que el mentado pelo era un meandro
y un cruce de inmundicias
con Caronte
resentido
de que alguien tuviera una barba
más llena de mugre que la suya.
Pero dios se acordó
–Eh claro
allá por el XIV.
del peor pela gatos que en el mundo haya parido.
Y él –que no olvida ni a las putas–
a. Se divirtió de lo lindo con una
b. Virgen
que tenía un hijo
c. Se llamaba Guillermo y no sabía
d. Por qué las pompas de jabón son esféricas.
–Oiga, no es mi culpa
esa ley divina del fluir de la conciencia.
Cuentan los que saben
–Que siempre saben poco
que Guillermo nació con aquélla navaja
bajo el puño de la camisa.
Y desde muy pequeño
–No llegaba ni a semilla
sucumbió a esa inútil y perversa...
–Filosofía.
Aunque ignoraba
de todas formas
para qué diablos había nacido.
Y dale Guillermo con su bla-bla-bla
en el justo instante en que tatica recordaba
que la barba de un delincuente
puede provocar:
–Lesión de lengua y - o urticaria.
–Trastorno afectivo bipolar.
–Secreción mucoide debida al
epitelio corneano en dioses
con lentes de contacto.
En fin
alteraciones de la libido y para qué
si Guillermo de Okham
tenía una navaja
que afeitaba como ninguna.

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