lunes, mayo 02, 2011

2. SEXO ( Tango Discusión y clave) por ERNESTO SABATO



Varios pensadores argentinos han asimilado el tango
al sexo o, como Juan Pablo Echagüe, lo han juzgado
una simple danza lasciva. Pienso que es exactamente al
revés. Cierto es que surgió en el lenocinio, pero ese mismo
hecho ya nos debe hacer sospechar que debe ser algo
así como su reverso, pues la creación artística es un
acto casi invariablemente antagónico, un acto de fuga o
de rebeldía. Se crea lo que no se tiene, lo que en cierto
modo es objeto de nuestra ansiedad y de nuestra esperanza,
lo que mágicamente nos permite evadirnos de la
dura realidad cotidiana. Y en esto el arte se parece al
sueño. Sólo una raza de hombres apasionados y carnales
como los griegos podía inventar la filosofía platónica,
una filosofía que recomienda desconfiar del cuerpo y de
sus pasiones.

El prostíbulo es el sexo al estado de (siniestra) pureza.
Y el inmigrante solitario que entraba en él resolvía, como
dice Tulio Carella, fácilmente su problema sexual: con la
trágica facilidad con que ese problema se resuelve en ese
sombrío establecimiento. No era, pues, eso lo que al solitario
hombre de Buenos Aires podía preocuparle; ni lo
que en su nostálgica, aunque muchas veces canallesca,
canción evocara. Era precisamente lo contrario: la nostalgia
de la comunión y del amor, la añoranza de la mujer, no
la presencia de un instrumento de su lujuria:
en mi vida tuve muchas, muchas minas,
pero nunca una mujer.

El cuerpo del Otro es un simple objeto, y el solo
contacto con la materia no permite trascender los límites
de la soledad. Motivo por el cual el puro acto sexual es
doblemente triste, ya que no sólo deja al hombre en su
soledad inicial, sino que la agrava y ensombrece con la
frustración del intento.
Éste es uno de los mecanismos que puede explicar la
tristeza del tango, tan frecuentemente unida a la desesperanza,
al rencor, a la amenaza y al sarcasmo.
Hay en el tango un resentimiento erótico y una tortuosa
manifestación del sentimiento de inferioridad del
nuevo argentino, ya que el sexo es una de las formas
primarias del poder. El machismo es un fenómeno muy
peculiar del porteño, en virtud del cual se siente obligado
a ser macho al cuadrado o al cubo, no sea que en una
de esas ni siquiera lo consideren macho a la primera
potencia. Porque, como bien se ha observado, y como es
característico de un hombre inseguro, el tipo vigila cautelosamente
su comportamiento ante los demás y se siente
juzgado y quizá ridiculizado por sus pares:
El malevaje extrañao
me mira sin comprender.

1 comentario:

  1. Lindo blog, lindas publicaciones... me robe algunas cosas Gracias y Hasta luego!

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