viernes, abril 29, 2011

EL HOMBRE APROXIMATIVO por TRISTAN TZARA




De tus ojos a los míos el Sol se deshoja
en el umbral del sueño bajo cada hoja hay un ahorcado
de tus sueños a los míos la palabra es breve
a lo largo de tus pliegues primavera el árbol llora su resina
y en la palma de la hoja yo leo las líneas de tu vida.
La etiqueta de la planta que es una botella de Cielo
y sobre tu corazón también las etiquetas guardan sus secretos
con el anuncio silencioso permanezco aplastado y pegado a la farmacia
de la tierra grasienta aplastado la triunfal enfermedad de las nubes
el horizonte desfonda y se desploma el castillo de mapas meteorológicos
pero para que trompeta de las estaciones
diario desplegado en la terraza del firmamento
por donde se filtra con desdén la equívoca brisa de las versiones astrales.
Gran
sueño de árboles cansados
sordas torturas el vaivén de las carnes en su corteza asesinada
crepúsculos furtivos las avalanchas de angélicas desnudeces
martillean los días con el paso pesado de tus amores
dejas en el nido de sueño el grano alado tu pájaro gigante
gran sueño de árboles cansados
trenzadas coronas de picos entrelazados con las nubes
lago cortado justamente en la húmeda frente de la Tierra
lejos lejos cerca de la muerte e inagotable
en el vientre del sueño que cierra sobre ti los dedos de humildes intimidades
se cruzan sobre el mapa del pasado los ríos de la vida geográfica
gran sueño de árboles cansados
con un solo ojo vuelto hacia el interior
válvula de las danaides jamás llenaré el saco el esplendor
y sobre tu esmalte lunar dios de sueño escarbará la marcha de las caravanas
cuyos largos silbidos aseguran la partida brumosa
una fuente en el pecho y el inagotable sabor en el interior
hacia las mágicas insolencias de las palabras que no ocultan ningún sentido
cabalgando las torturas presas en su corsé de valles por hipos y saltos
cuando abro la gaveta de tu voz fresca sin nombre
cintas encajes de las edades brazalete de los dientes
los pongo alrededor de mi puño cuando fuerzo la puerta del sueño
para salir al umbral del día lacerado de palpitaciones de corazón y de tambor.
Apenas despiertas mis carnes vivas sobre la losa plantadas
florecen la tumba abierta de pascua y sábanas solares
en el Cielo ha recogido todo el Cielo superfluo
en las cercanías de la aldea junto a los animales
Cielo hervido donde flotan los pergaminos y los esqueletos
y que pone al revés los troncos de árboles en el aserradero
he abandonado la verdadera vida desbordante del
andar de gentleman disfrazado de sueño
los peces de las nubes remontan la corriente de las venas colmadas
de licores arrancados a las llamas que manos de hierro han torcido
en las fundiciones de acero de los volcanes donde se preparan satélites para los cañones
impalpables ropas acariciando la piel del país incierto.
Por la ventana abierta las casas entran en mi pieza
con piezas en desorden de los despertares y de las ventanas abiertas
las garrafas de los campanarios se desgañifan en la frescura de las encías
bajo la lupa creciente del corazón la hierba trenza su vidriera
la hierba ofrece el sistema y el detalle de los tejidos
pero partid frescos recuerdos y previsiones de primaveras pasadas y de otras por llegar
dejadme en mi invierno de cuero en mi trabajo subterráneo
nervios alimentados de ociosa constancia la humedad de los astros vivos
de la raíz de la piedra ve el mal
el viento siega la cabellera de nuestra esperanza.
Depertar en el límite de las puntas de frases sospechosas
despertar límite entre el día con el sueño al revés
a nado desembocando en la espaciosa fiesta del aire cargado de sinónimos
he caminado sobre el Cielo con la cabeza hacia abajo
entre los matorrales de humo de algas los senderos lácteos
los bancos marinos de termómetros y de planetas
donde retoñan los casquetes los faros y pabellones de gramófono
la cadena de las montañas de oro sobre el vientre
el Sol un reloj y el escaparate del mundo
las tijeras de las agujas cortan la sombra hasta la noche
el hombre se acorta con el año infinitamente.
Los ríos desenrollan su film a través del paisaje
el cow-boy adorna su granja con árboles de lazos
el horizonte descubierto le sirve de paraguas y su corazón
su amor salta del calor del geyser con las crines al viento
y la vida se encoge cuando él vende su alma al diablo
he caminado por el Cielo con el año infinitamente
se siguen las selvas anatómicas donde se plantan notas
el hombre se acorta con la sombra hasta la noche
y la lluvia cae de abajo hacia arriba salpica la tribu de
los dioses nómadas
he caminado por el Cielo en el escaparate del mundo
donde las estrellas las vuelan de flor en flor y chupan la
miel de su primavera de plumas.
En el fondo muy en el fondo que oculta él ve
él ve otro ojo oculto en el interior
en la intersección de las corrientes de carnales tendencias
se olvida el hueso en sus párpados y pétalos
mientras que los afiches desgarran el forro del muro
pero he ahí los anuncios que dicen que no todo está afuera
y recoge las hojas que su otoño ha puesto por tierra
y la nieve cae ya y las iglesias se instalan en las calles
cuidadosamente
y los gatos en los brazos se vuelven pequeñas locomotoras
rodeadas como nosotros estamos de pájaro y de fortificaciones
silencio boreal silencio del ojo abierto como una boca
y dientes de nieve en lugar de pestañas
paquete de casas inmóvil atado pronto a ensombrecer
en el abismo luminoso del mar de espléndidas cataratas y crisis
a pesar de que las ramas hayan insinuado su cristalina desnudez.

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