miércoles, septiembre 15, 2010

TESTIMONIO por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE





Cuando compartíamos la mesa , por allá 15 de Septiembre de 1992, don Eduardo Díaz Espinoza, en pleno cumpleaños hace mención de su muerte. A mi entender y por años de una sola crianza, era totalmente desusado, reprobable… bueno a los 23 años no se piensa ni se menciona la muerte a menudo.

De eso ya 18 años, cada celebración era lo mismo, se podría pensar que era simple y llana majadería. PERO NO. La madurez es una maestra rigurosa, adusta y exigente, pero sabia, la mención de esa muerte abstracta posible , onerosa para los seres amados, es a fin de cuentas lo determinante para abrazar la vida, para sostenerse en pie cuando los enemigos nos rodean , para mostrarse afectuosos cuando nuestros queridos cercanos nos acompañan.

Eso es lo que nos demuestra la madurez, ahora , la existencia de Eduardo Díaz a muchos incluso y para más de algún detractor, fue el canto a la pasión por vivir, al esfuerzo de construirse a sí mismo entre libros y escritos, a no confiarse de concursos ,ya que no son indiciarios de calidad, a escribir día con día como si se aferrase a la manilla del tren de la vida, una máquina muchas veces despiadada.

Por lo mismo una relación estrecha con la Parca es sana en el sentido de trazar nuestra vida con respeto único, como se hace con una amante esquiva pero fogosa, alguien que sigue sus pasos, una sombra o la idea de una apegada a nuestra piel.
Los poemas de Eduardo Díaz eran perfectibles, no hay duda de eso, pero hay algo de lo cual no se puede reprochar, la formación de espíritus, de trabajadores infatigables en el arte y la expresión, con la sencillez y la conciencia crítica de los buenos creadores.

Sus talleres, dogmáticos para algunos, inútiles para otros, fue el puntapié inicial para otros talleristas para otra simiente, la fuerza de voluntad impartida fue de tal magnitud , que aquellos oyentes fueron capaces de partir, con el espíritu libre por delante , hacia otras técnicas y dinámicas, para entregar el saber de la poesía, de la narrativa, y de la vida.

Hoy se cumpliría un año más de su existencia , si no fuera por aquel fenómeno universal que lo determinó para existir lo arrebatara de nuestras vivencias, aprendemos y aprehendemos día con día distintas facetas de nuestra cosmovisión, de nuestros recuerdos, están las voces de los que ya han partido, ya lo haremos nosotros posteriormente.

Las improntas son imborrables para aquellos cuya virtud es la pasión. Nos quedaremos algunos de los que tuvieron tu enseñanza con tu imagen de hombre severo pero afable, formidable crítico y sencillo trabajador de las palabras. Donde quiera que estés, este abrazo filial vigoroso, permanente, inolvidable.

1 comentario:

  1. alvaro lópez b.20 junio, 2013 11:54

    don Eduardo, dolape, vive en todos quienes fuimos sus discípulos, de una u otra forma.

    ResponderBorrar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...