miércoles, julio 28, 2010

BORIS YELTSIN O BORIS JELZIN por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE





Hace dos semanas no importaba esta diferencia semántica, en noche de sábado de carrete , si ver una película entre amigos y beber espirituosos brebajes se puede considerar tal. El capital invertido en tal actividad resulta como todo en esta nación, escueto. Esta es la razón y no otra para adquirir en la botillería de la esquina un vodka del más barato.

No había Eristoff, más que por el sabor o sus letras cirílicas en relieve sobre el vidrio se bebe por su precio,obvio que lejos preferiría un “Stolich”, a pocas monedas casi el mismo efecto. El sabor es distinto, pero uno va en pos del efecto.

Lo definitivo fue una botella de Jelzin, así, sin letras cirílicas al borde, que insisto, es un bello detalle y con una figura de botella de Shampoo Glossy de fines de los setenta.

Todo marchaba sobre ruedas, la película era el Ente, antigua, de buena factura y algo exagerada, Carla Morán nuevamente era víctima de los vejámenes sexuales de un ente invisible pero bien dotado.

Al sonido de los vasos chocando y la tapa del Jelzin abriéndose y cerrándose comencé a notar un efecto ligeramente agresivo en el comportamiento de mi compañía femenina… la mano se crispaba con ira y las palabras iban subiendo de tono… o volumen… razones habían pero no de la entidad suficiente como para provocar dichos estragos, luego de recibir un par de arañazos en los brazos y un poco ofendido por un par de frases, levanté mi traste de la silla en pos de un resto de “Eristoff” que estaba reposando en el refrigerador.

Las frases continuaron en violencia in crescendo, perplejo, incliné la botella de tutti frutti sobre el vaso, los hielos, el vodka, pasaron los minutos y nos fuimos a la segunda película, Santiago Segura se lucía con su peli “La comunidad” hasta ahí todo “ameno”, mi compañera me invita a nuestros aposentos y ni corto ni perezoso marcho tras ella.

Todo bien, no caeré en detalles innecesarios, hasta que recibo dos puñetazos sincronizados entre las costillas y el sacro, la cadera, en fin, la anatomía, para los biólogos.

Lo que vino después fue una serie de discursillos con retórica explosiva, IN VODKA VERITAS, terrible… la paciencia de santo operó a toda máquina… no a la vocación de mártir.

La mañana fue aún peor, eso de la amnesia selectiva femenina es de temer. Pero punto aparte, no culpé al vodka, que culpa tenía ese producto destilado del centeno, que prácticamente es agua y etanol, una de las tantas variaciones del espíritu de Dios en la tierra, sin discusión, por eso es espirituosa, no definitivamente no le recae culpa.

Al fin y al cabo todo quedó en una anécdota y antecedente inolvidable. Sobró poco más del tercio de la botella en el “refri”.

Dos sábados después en una francachelas de esas, el dueño de casa da con el hecho que el mentado Boris yace en su freezer, siempre de genio afable y apacible se vió con dos copas y un odio acérrimo a los concurrentes.

A mis cavilaciones les fue imposible pasar por alto un hecho innegable: un demonio habita en ese vodka, casi… se me viene a la memoria la botella diabólica de R.L. Stevenson, con diablillo y todo, el dueño de casa manifestó días después de que ese licor… el inocente producto de la cebada era extraído “de las mismas entrañas de Mordor” sin inscripción ni en anillo.

Si bien es sabido que todo alcohol relaja los frenos inhibitorios morales, no es menos cierto que liberan nuestros demonios más profundos, la poesía tiene el mérito de catarsis voluntaria y premeditada, sin embargo el alcohol los desata involuntariamente ya sea en la calidad y cantidad, acompañados a ciertos estímulos del momento, la cerveza llorada, el vino in vino veritas, el tequila hiperkinético, el mezcal y su gusano impresentable, la famosa absenta…

Aquel sábado un demonio se presentó dentro de una botella. Una sola frase salió de mi intelecto embriagado: “Así como Boris Yeltsin casi caga a Rusia, Boris Jelzin casi caga mi relación”

EL CAZADOR DE INSTANTES de José María Memet Por Ana Montrosis





No es fácil dedicar un libro, José María Memet lo escribe y lo forma con coraje, con la sola intención de testimoniar en el presente un pasado aún en pañales. MI GENERACION NO CAMBIO EL PAIS/ PERO IMPIDIÓ QUE SU ESPIRITU MURIERA. Este libro dedicado a todos los que lucharon contra la dictadura: a nuestros muertos, a nuestros sobrevivientes, a los que estamos vivos soñando el país: las generaciones 73 y 80.
EL CAZADOR DE INSTANTES, tiene la particularidad de recuperar todos aquellos valores que la historia de un pueblo no puede esconder; la libertad unida a los conceptos de igualdad y justicia está presente de principio a fin en los versos de Memet.
El hablante no solo plasma el momento, sino también se pregunta por el pasado, cuestiona el presente y en los sueños, la libertad del hombre en resistir el poder en toda su forma /Nunca se es más libre que en un sueño/Los sueños no tienen moral ni ética, son sueños y las estrellas son hermosas/.
Un libro que pese a su carga social y crítica se levanta airoso y optimista, donde la voz del hablante se trasporta frontal. Lo político es una temblor permanente, inagotable, hecho verso hasta lo medular /No me digan que fuimos soñadores/No me digan que el país estaba muerto/En este presente, que le duela al poder/Tenemos que abrir la prisión/Un pueblo no puede vivir allí/.
En la obra aparece la mujer como un complemento, como un sentimiento permanente que el poeta plasma poéticamente /Hay sentimientos que no se parecen a las actitudes/que tiene un hombre frente a una mujer/Es lo que decía ella, en ausencia del marido/Las gotas de lluvia pueden resbalar en las ventanas/. La mujer más que un símbolo, es la imagen de la realización de la libertad, esa libertad que Memet busca y rebusca inagotablemente /Si la mujer no está terminada/uno tampoco lo está/Es un candado a cualquier libertad/el hielo y el desprecio trasformados/ Un empedrado de almas. .
Cabe mencionar que EL CAZADOR DE INSTANTES, recibió para su escritura la Beca de Excelencia del Consejo Nacional del Libro. Un libro que nos estimula a soñar en aquellas largas vigilias, en esas siestas eternas o cuando/ La realidad es enorme, es un mar/Cuando pierdas el sueño quédate tranquila/no morirás aunque seas infeliz, pero reza/Reza para que otro sueño llegue/La tierra es pequeña, necesitas el universo.
Queda abierta la invitación a leer un libro valiente, honesto, exento de retóricas, donde la fuerza poética de José María Memet, es un canto que nos convoca a soñar en la libertad del hombre por sobre el poder.



Biografía: Nacido en Neuquén (1957), Argentina, y nacionalizado chileno en 1970, José María Memet es uno de los poetas más representativos de la promoción de escritores que se forjaron durante el período de la dictadura, se le caracteriza como un poeta político, con un gran compromiso social. Entre sus publicaciones se cuentan: "Poemas crucificados" (1977); "Bajo amenaza" (1979); "Cualquiera de nosotros" (1980); "Los gestos de otra vida" (1985); "Canto de gallos al amanecer" (1986); "La casa de ficción y otros poemas" (1988); "El duelo" (1994); "Un animal noble y hermoso cercado entre ballestas" (1995) y "Amanecer sin dioses" (1999). Ha recibido más de cuarenta premios de poesía, entre otros el Gabriela Mistral en 1977 y el Pablo Neruda en 1996. Fundador del festival iberoamericano ChilePoesía y ha participado en más de 30 festivales de literatura tanto en chile como en el extranjero.
EL cazador de instante.Editorial CONTINENTAL, 2009.75 páginas.
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